jueves, 5 de octubre de 2017

A una biblioteca


   Masía de viejos techos,
paredes de historias e historia.
   Has visto tantas cosas,
la tierra y sus frutos,
el cemento implacable,
un relieve cambiante.
   Tras cada grieta, un recuerdo,
tras cada libro, la inmortalidad.
   Acogedora, amable y paciente,
reposo y consuelo de soledades.
   Risas de vidas que empiezan,
y miradas de sabiduría
de una vida recorrida.
   Continúa tu camino,
y no olvides nunca
las manos que te han reconocido.
   Yo jamás olvidaré
el hogar que para mí fuiste.
 

            Sala de lectura de la Biblioteca Pública de Boston (J. J. Harley, 1871)

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