Masía
de viejos techos,
paredes
de historias e historia.
Has
visto tantas cosas,
la
tierra y sus frutos,
el
cemento implacable,
un
relieve cambiante.
Tras
cada grieta, un recuerdo,
tras
cada libro, la inmortalidad.
Acogedora,
amable y paciente,
reposo
y consuelo de soledades.
Risas
de vidas que empiezan,
y
miradas de sabiduría
de una
vida recorrida.
Continúa
tu camino,
y no
olvides nunca
las
manos que te han reconocido.
Yo jamás
olvidaré
el
hogar que para mí fuiste.
Sala de lectura de la Biblioteca Pública de Boston (J. J. Harley, 1871)
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